Características de Travel Cleaner
Porque hasta las travesuras más sabrosas merecen su ritual… este enema está aquí pa’ hacerte la limpieza tan placentera como el juego que viene después.
Hecho con TPR hipoalergénico, sin ftalatos, sin látex, sin poros y sin tonterías. Cómodo, práctico y suavecito, ideal si estás empezando o si simplemente te gusta hacerlo bien.
Su punta fina y cónica reparte el líquido como Dios manda, y se separa fácilmente de la pera para que todo quede limpio sin dramas. Con una capacidad de 250 ml, tienes más que suficiente pa’ dejarlo todo a punto.
¿Quién puede usarlo? Cualquiera con ganas de pasarlo bien y cuidarse. Llénalo con lo que sea seguro para el cuerpo y dale alegría al cuerpecito… que la limpieza también puede ser parte del morbo.
Información adicional
¿Cómo se usan las duchas anales?
Antes de un buen meneíto, lo suyo es dejar la casa recogía. Las perillas o duchas anales están pensadas pa’ eso: prepararte con gusto, con mimo y sin apuros, para que puedas disfrutar del placer anal con seguridad, comodidad… y mucha más confianza.
¿Y cómo se usan? Muy fácil, miarma:
Llena la perilla con agua templadita, de esa que no quema pero calienta. Coloca la boquilla con cuidado, relaja el cuerpo, y aprieta despacito pa’ que el agua entre y limpie suavemente. Espera unos segundos, suelta, y repite si hace falta. Lo importante es que lo hagas sin prisas y con cariño.
Este momentito puede ser incluso parte del juego... una especie de ritual sexy antes del desmadre. Porque estar preparadx también puede ser muy excitante.
Y como siempre decimos en Quejío: el placer empieza mucho antes de tocarse...
Empieza cuando decides darte el gusto de hacerlo bien.
Limpieza y mantenimiento
La higiene anal también tiene su encanto, y en Quejío lo sabemos bien. Por eso, si usas una perilla o ducha anal, cuidarla es parte del juego. No solo es cuestión de limpieza, es una forma de mimarte… y de que todo esté a punto cuando llegue el meneíto.
Después de cada uso, enjuaga la perilla con agua templada por dentro y por fuera. Añade un poquito de jabón neutro, sin perfumes ni químicos raros, y dale unas sacudidas suaves pa’ que todo quede limpito. Si quieres ir a lo seguro, usa un limpiador especial para juguetes íntimos: elimina bacterias sin dañar el material.
Déjala secar al aire libre, sin prisas, y guárdala en un lugar fresco y seco, lejos de la humedad o el calor directo. Nada de esconderla con vergüenza: es una herramienta de placer y cuidado, ¡y se merece su sitio!
Porque cuando el cuerpo se prepara con gusto, el placer entra con alegría.