El arte de tocarse

El arte de tocarse

Cómo la humanidad ha explorado el placer desde la cueva hasta el cajón de tu mesita

Desde que el ser humano aprendió a frotarse los ojos al despertar, otra idea no tardó en aparecer: ¿y si froto… esto otro?

Sí, amiga, amigo, amigue: el placer corporal nos acompaña desde que tenemos pulgares oponibles. Pero a lo largo de la historia, lo hemos vivido con curiosidad, miedo, deseo, culpa y, en los mejores casos… con mucho gusto. Hoy en Quejío te traemos un viajecito por algunos de los momentos más jugosos, atrevidos y curiosos de la historia del autoplacer y la exploración del cuerpo.

🔥 En la Prehistoria ya había calor

Sabemos poco, pero sabemos lo suficiente: se han encontrado figurillas de fertilidad con curvas muy marcadas que no estaban ahí por casualidad. Nuestros antepasados adoraban el cuerpo y su poder. ¿Juguetes eróticos rupestres? Tal vez. ¿Deseo? Seguro.

🏛️ Grecia y Roma: cuando el placer era filosofía

Griegos y romanos no solo construían templos y hacían guerras: también entendían el placer como una parte natural (y noble) de la vida. En Roma, los falos se usaban como amuletos de buena suerte y existían objetos muy similares a dildos actuales hechos en piedra o cuero.
Spoiler: no llevaban USB, pero hacían su trabajo.

🙏 Edad Media: toca, pero reza

Ay, la Edad Media… llegaron los tabúes, la culpa cristiana y el "eso no se toca". Pero ni inquisiciones ni penitencias borraron el deseo. La imaginación siguió haciendo de las suyas, aunque a escondidas.

🎩 Siglo XIX: vibradores y otras cosas victorianas

El primer vibrador fue un invento médico (true story) para tratar lo que llamaban “histeria femenina”. Pero lo que empezó en consulta… acabó en casa. Y ahí empezó el camino hacia la liberación de los cuerpos (aunque en secreto).

💃 Siglo XX: revolución, baby

Con el movimiento feminista, el orgullo LGTBIQ+ y la revolución sexual, el cuerpo volvió a casa. Nos quitamos capas de censura y empezamos a hablar, a explorar y a mirar el placer de frente.
Y así llegamos hasta ti.

🎁 Hoy: lo haces por ti (y si quieres, por alguien más)

Hoy el autoplacer es autocuidado, conocimiento, rebeldía y amor propio.
Juguetes, lubricantes, masajes, velas y fantasías forman parte de una nueva forma de vivir el deseo: con arte, con calma y con salero. Como nos gusta en Quejío.
Porque tocarse no es solo tocarse. Es encontrarse. Es decirte “aquí estoy”. Y, con suerte, decirle a otra persona: “ven, que te cuento una cosa…”.

¿Y tú, ya has hecho historia hoy?

🌹 En Quejío tenemos juguetes, pero también tenemos una causa:
que nadie se quede sin explorar su cuerpo por vergüenza o desinformación.
Así que si después de este viaje te han entrado ganas de tocarte el alma (o lo que tú prefieras), ya sabes dónde estamos.